Y yo también creía que aprender a coserme mi propia ropa sería algo complicado y que me llevaría muchísimo tiempo.
Pero un día descubrí que no tenía porque ser necesariamente así…
Corría el año 2012, y tras trabajar varios años en una profesión con la que no me sentía realizado, despedí a mi jefe y decidí lanzarme a la piscina para dedicarme a lo que siempre me había gustado: la costura, la moda y el diseño.
Después de varios años trabajando con talleres de confección, me di cuenta que mi verdadera pasión era la costura y enseñar a otras personas a coserse sus propias prendas de vestir, para que consiguieran dar forma a sus propios armarios responsables, dejando de depender de las modas y las tallas, a la vez que cuidan del planeta.