Para mi confeccionar un nuevo vestido es como el que intenta conquistar un nuevo amor, llena mis vacíos y mis pensamientos, me perturba los sueños y me hace infinitamente feliz. Tengo la suerte de sentir amor hacia alguien con nombre y apellidos, y luego tengo este mundo de #vestidosbonitos que me rodea de amores momentáneos y pasajeros. Ahora ha llegado la hora de disfrutar de las caricias de este amor momentáneo. Los vestidos solo saben acariciar de una forma, a través de las telas que forman parte de él.

A alguien que no esté metido en este mundo, la selección de materiales puede resultarle una tarea fácil, pero a los modistos y diseñadores en algunas ocasiones nos supone una tortura lenta y dolorosa, por dos razones principales: la primera de ellas es la oferta infinita, cualquiera de mis proveedores de telas tiene tanta variedad que es muy complicado elegir, miles de telas y muchas de ellas tan bonitas, que a ver quien es el guapo que se pone a hacer una selección; la segunda razón es que -en la mayoría de las ocasiones- los diseñadores cuando seleccionamos los materiales tenemos una idea bastante preconcebida de lo que queremos, lo que supone un quebradero de cabeza, porque encontrar justo la idea que se te ha pasado a ti por tu cabecita loca es muy difícil, aunque haya miles de posibilidades, parece que la tuya no está. Incontables son las veces en las que he salido de los proveedores de telas con las manos vacías al darme la sensación de que nada me encaja, una sensación frustrante con la que tengo que lidiar muy a menudo.

Para la selección de las telas que formarán parte del #vestidobonito nº 1 tuve ayuda, su futura dueña. Gracias a esto todo resultó más sencillo, ella, su preciosa hija y yo nos recorrimos varias tiendas en busca de la tela perfecta, y la encontramos.

Una preciosa tela de pequeñas lentejuelas en color rosa tenue, brillante pero discreta, elástica para que se ajuste como un guante a la figura, lo tiene todo, tanto que cuando di con ella, se me iluminaron los ojos y cuando la tuve en mi poder me sentía como un niño con zapatos nuevos. Cualquiera diría que voy a ser yo el que llevará el #vestidobonito nº 1 a finales de mayo :). Unos días después dí con la tela interior, que hará las veces de forro, otra maravilla.

Para mí la selección de telas es algo difícil pero muy gratificante, supone un pasito menos para hacer un sueño realidad.

Ahora solo nos queda el corte y la confección, la prueba final y la decisión de detalles, pero antes de todo esto vamos a disfrutar de cuatro días de descanso en un pueblo perdido de la mano de Dios, donde la cobertura móvil es un mito.

¡A disfrutar!

Besos