Cómo ser diseñador de moda y no morir en el intento / La modeli

¿Alguna vez no os ha pasado que estáis en un momento de tensión, por el trabajo o lo que sea, y viene alguien que pone la última gotita para que montes en cólera?, pues eso me pasó a mí en mi primer desfile, con una modeli que aún sigue viva porque en aquel momento no tenía a mano una ametralladora sino me lío a tiros y no dejo títere con cabeza.

No es que haya hecho muchos desfiles en mi vida, de hecho no se pueden ni contar con los dedos de una mano, pero os aseguro que por el momento han sido suficientes, huyo de ellos como del fuego. Para que salgan bien requieren de una organización bestial, y cuando tienes tiempo y recursos limitados la mayoría de las veces se convierten en un caos. No gracias.

Hace un par de años, época en la que yo estaba empezando con esto del diseño, el Hotel Puerta de América, muy amablemente, se puso en contacto conmigo, para proponerme realizar un desfile.

LA MODELI

Yo como novato en la materia estaba bastante nervioso, y hasta que no me metí en faena no me di cuenta del trabajo que conlleva un desfile en condiciones.

Líate a elegir los diseños, las modelos, a probarles los diseños (aprovechando este paréntesis tan majo, voy a decir, que estoy harto de las modelos caquécticas, un cocidito de vez en cuando no hace daño a nadie), arregla las prendas todo lo que haga falta (horror), preséntate en el lugar del desfile y decide peluquería y maquillaje, el equipo a maquillar y peinar, viste a las modelos, y luego espera a que llegue el momento, que normalmente es el momento el que te tiene que esperar a ti porque ser puntual en el comienzo de un desfile es algo altamente improbable.

Si las cosas salen rodadas, pues vale que vale, pero siempre hay piedrecitas en el camino que te hacen el desfile de lo más entretenido.

No recuerdo exactamente cuantas modelos desfilaron en este desfile en concreto, pero sí que me acuerdo de una de ellas. Imaginaos, yo en el lugar del desfile, con todo preparado -o casi- corriendo de allá para acá, nerviosito perdido, las modelos maquillándose y peinándose -iban por orden porque no había equipo para maquillar a todas las modelos simultáneamente-.

Cuando se acabaron de maquillar y peinar, y una vez vestidas, tachán surgió el momento «modeli histérica».

Entro en la sala en la que estábamos todos y me encuentro a una de las modelos hecha un mar de lágrimas, y yo pensando: «pero bueno, ¿y a esta qué le pasa ahora?». Uno que es un caballero, se acerca amablemente a ella, y le dice «fulanita, ¿qué te pasa?, ¿estás bien?»; os juro que pensaba que se le había muerto un familiar cercano, un abuelo, su madre, su padre, cómo mínimo tenía que haber muerto su perro, algo grave tenía que ser porque aquel llanto no podía ser por menos… De repente va la modeli, levanta su carita angelical de entre sus rodillas con el maquillaje hecho una «caquita», me mira y dice «es que no me gusta el maquillaje»………… ummmmmmm………… ¿PERDONA?…………

En ese instante tuve un momento colapso de esos en los que la neurona te patina y te viene la idea a la cabeza de «¿en dónde está la cámara?», porque esto tiene que ser una broma ?…

Mi siguiente pensamiento fue el mismo que tenía, cada dos por tres, la reina de corazones en Alicia en el País de las Maravillas: ¡Que le cortén la cabezaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!, y si puede ser lentamente, mejor que mejor…

Mi aspecto: ojitos inyectados en sangre, sonrisa nerviosa en la boca y parpadeo en un ojo de la subida de tensión. En ese estado de erupción, mantuve -dentro de lo posible- la compostura y le dije: «pero fulanita, tu tranquila, si te gustara o no el maquillaje ahora mismo es lo de menos, porque hay que rehacertelo ¡enterito!, con esos lagrimones que te caen por la cara ya no hay arreglo, solo borrón y cuenta nueva».

Y no penséis que el maquillaje era complicado, colores pastel, el ojo algo marcado y los labios en rosa, de lo más normalito que se sirve, que no era un maquillaje rollo Geisha ni mucho menos.

Me pareció tan ridícula la situación que se me ha quedado grabada a fuego en la retina, gracias a que luego hay profesionales como la copa de un pino que sí saben hacer su trabajo, la modeli fue remaquillada, se le pasó el estado de catalepsia y desfiló.

Dos años después mi reacción hubiera sido diferente, le hubiera dicho: «pues muy bien, por favor, desvistete, coge tus cosas y puerta¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡, que estás vistiendo un Skarlett por el amor de Dios» ?.

¡Un fuerte abrazo! 

P.D. Pues enterarte de algunas «desgracias» como esta que me han pasado en mi trayectoria  AQUÍ. 

    monica
    16 May 2014
    12:35pm

    Jajajaja que bueno Armando! Madre mia y lo que te quedara por ver!! De todo se aprende guapo. Muy bien contado, con humor las cosas se ven de otra manera jajajaja. Feliz finde y sigue asi. 

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      skarlett
      18 May 2014
      6:56pm

      Muacks Mónica¡¡

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    lara
    16 May 2014
    3:30pm

    jaja madre mia! no me puedo ni imaginar todo lo que hay alrededor de un desfile!!!! sois unos valientes los diseñadores!

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      skarlett
      18 May 2014
      6:55pm

      ji ji, bueno esta profesión tiene sus cosas como todas ;). Besos

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    Esther
    16 May 2014
    8:09pm

    Qué bueno … jijij… me encana como lo has contado ¡¡ … eso sí ¡¡ te has quedado a gusto verdad ??? Ala ¡ pues ahora todo fuera a disfrutar del finde ¡¡
    y gracias por hacernos pasar un buen rato  ;-)

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      skarlett
      18 May 2014
      6:54pm

      ja ja, ya sabes estas cosas hay que tomárselas con humor porque sino no hay por donde cogerlas :)

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    belen
    19 May 2014
    8:21am

    jajajaja. Vaya historia! Esta no me la sabia yo! Madre mía que papelón te tocó!

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    Ana Refamilia
    19 May 2014
    5:11pm

    Jajajajaja! Esto inicia la sección de frases célebres fashioneras por lo menos!!!
    El texto ha sido hilarante, pero con lo que me quedo es con lo «que estás vistiendo un Skarlett, por amor de Dios!»
    Estas modelis son tontis… la próxima nos llamas a la Velasco o a mí!!

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